Fotografía del libro de Rafael Gómez Benito.
¡...La una!
Se ha ido a dormir la luna Si me quieres chiquilla,
sobre un almohadón de nieve, te traigo yo a ti,
y no tiene quien la lleve el Generalife,
un beso junto a su cuna. la espada del Cid,
Si tú apagaste la luna, la Mezquita mora,
sólo por que te besara, el sol de Boabdil,
yo apagaré, una a una, y la luna blanca
las estrellas de Granada. del blanco Albaycín.
Rafael Gómez Montero
Llegó a Granada un día de Noviembre, de 1958 desde su tierra natal, Ávila. Antes, había pasado por Madrid y Almería, pero Granada le cautivó y lo atrapó para siempre entre su tela de araña; bebió de sus aguas ocultas, y respiró profundamente su aire impregnado de granado y avellano, hasta hacerlo un granadino más, cosa que él acepto sin oponer mucha resistencia, pero sin olvidar nunca sus raíces.
Este hombre de la sonrisa abierta, como lo definiría Bernardo Cuenca, fue Rafael Gómez Montero, un hombre bueno y sencillo, que desde su llegada a Granada, no paró de moverse, de crear y exaltar a la ciudad que lo acogió como a un hijo más.
Pero, el hecho de que yo hable de Rafael en este blog de flamenco jondo, es porque creo que el flamenco granadino no le ha pagado todo lo que él sí hizo por este arte desinteresadamente por esta ciudad, y sobre todo, por el Sacromonte y sus gitanos, era sencillo identificarlo y dar con él. Preguntar por él en las cuevas del Monte, que los dio a conocer a través de sus zambras por diversos sitios de la geografía española, e incluso, hasta la ciudad eterna, Roma. Organizó y presentó innumerables festivales, entre ellos: El Lucero del Alba en Salobreña, Noches Andaluzas en Guadix, Noches Flamencas del Albaicín, el festival del Paseo de los Tristes y el Concurso del Cincuentenario. Dio algunos ciclos y conferencias sobre el flamenco etc… Por eso, creo que ya sería hora de darle a Rafael un homenaje como Dios manda.
¡...La una!
Se ha ido a dormir la luna Si me quieres chiquilla,
sobre un almohadón de nieve, te traigo yo a ti,
y no tiene quien la lleve el Generalife,
un beso junto a su cuna. la espada del Cid,
Si tú apagaste la luna, la Mezquita mora,
sólo por que te besara, el sol de Boabdil,
yo apagaré, una a una, y la luna blanca
las estrellas de Granada. del blanco Albaycín.
Rafael Gómez Montero